
La denuncia y la crítica pueden "capturar" a un mal funcionario público.
La nota se originó en un medio tradicional: el periódico Reforma informó el 28 de abril pasado que la hija del procurador federal del Consumidor (Profeco) hizo berrinche en un restaurante, pues no la atendieron como ella consideraba que se merecía, acto seguido llamó a funcionarios públicos subalternos de su "papi" y les pidió que mostraran las consecuencias de no tratarla con "las atenciones" que "merece" la hija de un funcionario público; ellos pretendieron clausurar el restaurante inventando irreguralidades.

Hasta aquí un caso típico de abuso de autoridad.
A unas horas de haberse publicado la nota en la prensa matutina de un día domingo, el caso se retomó en Twitter y se popularizó una foto de la joven de su cuenta de Twitter: ataviada con lentes oscuros y en pose aspiracional alguién la etiquetó como #LadyProfeco.
La etiqueta viralizó las quejas en Twitter, de ahí pasaron a Facebook y Youtube; surgieron los memes del caso al igual que las infaltables gráficas sarcásticas.

El mismo lunes el periódico estadounidense The New York Times publicó una nota en su sitio web y los noticieros de televisión mexicana dieron la noticia en el llamado horario triple "A".
El 9 de mayo la Secretaría de la Función Pública suspendió a los funcionarios operativos de la Profeco que "auxiliaron" a la hija de su jefe, e inició una investigación. Como reacción al anuncio se demandó que la sanción llegara al titular de la dependencia. El 15 de mayo la Secretaría de Gobernación anunció la destitución de Humberto Benítez Treviño como titular de Profeco. Los medios interrumpieron su programación habitual para dar el anuncio.
Los más de 2 millones de hilos construyeron la telaraña que "capturó" a un funcionario público por un caso de abuso de autoridad. Esto no quiere decir que basta con viralizar una denuncia en redes para tumbar a un funcionario, pues los políticos tienen oídos sordos y se hacen de la vista gorda ante las quejas de la ciudadanía, pero confirma la nueva dimensión de la queja pública en la época de las redes sociales.